1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Desmontando mitos neoliberales

Familias vulnerables y pisos en manos de los bancos: la realidad de la okupación

La desinformación mediática y la propaganda política alertan sobre un problema inexistente. Hay 180 veces más posibilidades de ser desahuciado que de encontrarte con alguien dentro de tu casa

Diego Delgado 2/01/2023

<p>Manifestación en Madrid contra los desahucios en febrero de 2013. / <strong>Barcex</strong></p>

Manifestación en Madrid contra los desahucios en febrero de 2013. / Barcex

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Ocho proposiciones de ley, ocho proposiciones no de ley y dos mociones. Esas son las cifras de la presencia del fenómeno de la okupación en el Congreso de los Diputados en lo que va de legislatura. En todos los casos, excepto en uno (una proposición no de ley presentada por el PSOE), con las derechas y la ultraderecha como protagonistas. De sus filas han salido también decenas de preguntas relativas a este fenómeno, como esta que hizo Teodoro García Egea el 29 de enero de 2021: “¿Le preocupa al vicepresidente segundo el bienestar de algún español que no sea un okupa?”.

Esta abultada presencia de la okupación en la actividad parlamentaria ha quedado perfectamente reflejada en las grandes cabeceras, televisiones y emisoras nacionales, intensificada además con el goteo constante de declaraciones de figuras políticas como Isabel Díaz Ayuso, Pablo Casado o Santiago Abascal. Así, como demuestra este artículo de La Marea, en Antena 3 se ha llegado a dedicar espacio informativo a la okupación todos los días de una semana, exceptuando el domingo.

El resultado de todo ello se puede observar en el barómetro del CIS del pasado mes de octubre, en el que la okupación de viviendas aparece como uno de los principales problemas del país según la propia ciudadanía. Al tratarse de una pregunta abierta, su mera mención ya sugiere una relevancia notoria, pero la realidad es que se encuentra a la altura de la “violencia de género” o “la falta de confianza en los/las políticos/as y las instituciones”, ambas situadas, como la okupación, entre las 40 primeras respuestas, repetidas por un 1% de los encuestados y las encuestadas.

Parece difícil huir de la idea de que el movimiento okupa está poniendo en peligro el acceso a la vivienda, pero un simple vistazo a la realidad demuestra que los datos no justifican la omnipresencia política y mediática de esta alarma social, que tantos beneficios genera al sector de la seguridad, sobre todo si se compara con su antítesis: los desahucios.

Según datos del CGPJ, en 2021, 41.359 familias fueron desahuciadas en España

Según datos del CGPJ, en 2021, 41.359 familias fueron desahuciadas en España. Durante ese mismo año, el INE recogió un total de 230 delitos de allanamiento, que es el tipo legal en el que encajan la gran mayoría de los bulos enarbolados desde las televisiones más vistas y las emisoras de radio más escuchadas del país. 230 allanamientos de morada frente a 41.359 expulsiones por impagos. O lo que es lo mismo, hay 180 veces más posibilidades de ser desahuciado que de salir a comprar el pan y encontrarte con alguien dentro de tu casa. Además, y pese a la insistencia mediática en confundir allanamiento y okupación, se trata de dos actividades muy diferentes.

Desde sus inicios, el movimiento okupa ha tenido como objetivo “propiedades vacías de bancos”, en las que se entraba para provocar “una situación de reclamo de alquiler social” que recuperase el derecho fundamental a una vivienda digna para aquellas familias vulnerables a las que se había negado el acceso a un techo. Lo cuenta Paco Morote, portavoz de la PAH, en conversación con CTXT: “Lo llamábamos nuestra ‘obra social’”. Por lo tanto, el delito al que mejor se ajustan las acciones de los y las okupas es el de usurpación. Según el Código Penal, la usurpación se comete cuando alguien ocupa sin autorización “un inmueble, vivienda o edificio ajenos que no constituyan morada”. Es decir, casas vacías de forma permanente. Ni el hogar de una señora que ha ido a comprar el pan ni la segunda residencia vacacional de una familia de clase media. Eso, sencillamente, no es okupación.

Además, si ocurriese algo parecido, el desalojo sería inmediato. De hecho, al tratarse de un delito penal de tipo flagrante “ni siquiera hará falta un desalojo, porque la detención del allanador provocará que recuperes el inmueble. De forma inmediata”, aclara el magistrado Diego Álvarez.

En cuanto a la supuesta desprotección de los propietarios y las propietarias ante un caso de okupación real –recordemos: siempre que se emplee ese término será en referencia a una usurpación de un inmueble deshabitado–, tanto Paco Morote como Carlos Castillo, abogado del Sindicato de Inquilinas de Madrid, afirman a CTXT que existen herramientas legales suficientes para asegurar que ningún particular vea, indefenso, cómo su propiedad le es arrebatada. La opinión de ambos se suma a la de muchos profesionales de la judicatura, como Joaquim Bosch o el ya mencionado Diego Álvarez.

Es el propio Castillo quien abre el sendero para entender por qué en algunos casos la okupación se alarga en el tiempo e incluso termina por permitir que los okupas consigan quedarse a vivir ahí. “Sigue habiendo viviendas okupadas porque los tribunales deben ponderar, por mandato europeo y de nuestra propia Constitución, los intereses que entran en juego en un caso de usurpación: el interés de un banco en volver a dejar una vivienda vacía durante años contra el interés de una familia con menores de tener un hogar en el que desarrollar sus vidas”, explica el abogado. Y, de nuevo, insiste en la existencia de instrumentos legales para evitar que la okupación se alargue en el tiempo cuando, en lugar de un gran propietario, la casa es de una familia que vive allí: “En un caso como el que suele salir en las noticias, de una familia vulnerable a la que le okupan la vivienda, no hay que ponderar nada y esa gente se va a la calle en el momento”.

Otras corrientes desinformadoras apuntan a una supuesta permisividad del Gobierno de coalición, que estaría conspirando para convertir España en un país en el que cualquier persona puede entrar en tu casa y dejarte en la calle. No obstante, la línea de acción del Ejecutivo es bien diferente, y quedó patente en el Real Decreto 11/2020 de 31 de marzo, una moratoria de los desahucios que entró en vigor para reducir el impacto de la pandemia de la covid-19. En él, se insta a la judicatura a tener en cuenta, incluso en una coyuntura de emergencia sanitaria y económica, las circunstancias de quien okupa solo en los casos de viviendas de grandes tenedores; por el contrario, si es una casa de un particular, aunque esté en desuso, se puede decretar el desalojo de forma directa.

En definitiva, tanto los datos oficiales como la tendencia legisladora ponen en evidencia que, en una mayoría aplastante de los casos, los delitos de usurpación no perjudican a ningún pequeño propietario.

Ni delincuentes ni vividores: familias vulnerables expulsadas del derecho a una vivienda digna

“Lo que hay que dejar bien claro es que la okupación no es el problema, sino el síntoma. El problema son las condiciones de acceso a la vivienda”. La frase se repite en varias ocasiones durante la conversación telefónica con Paco Morote, que parece cansado de tener que luchar constantemente contra las mentiras de los medios de comunicación.

España cuenta con uno de los parques de vivienda pública más pobres de toda la Unión Europea. Mientras que la media continental de pisos sociales está en el 9,3%, en nuestro país ese porcentaje cae hasta un raquítico 2,5% sobre el total de casas habitadas.

España cuenta con uno de los parques de vivienda pública más pobres de toda la Unión Europea. Mientras que la media continental de pisos sociales está en el 9,3%, en nuestro país ese porcentaje cae hasta un 2,5%

Para entender el impacto de estas cifras en la vida real de la ciudadanía, este informe de la Fundación ‘la Caixa’: solo el 68% de los jóvenes entre 30 y 34 años pueden emanciparse en el Estado español; en Francia, con casi un 17% de vivienda social, este número asciende hasta el 96%.

Además, existe un sesgo de clase que reviste de odio al pobre (aporofobia) la campaña de criminalización de la okupación: casi el 80% de las familias pertenecientes al quintil de menos ingresos debe realizar un sobreesfuerzo económico para pagar el alquiler. El dato es demoledor. Ocho de cada diez hogares en situación de vulnerabilidad económica no pueden hacer frente a los gastos residenciales con la holgura que deberían.

Una vez expuesta la precaria situación del sector inmobiliario en España, un estudio llevado a cabo por Obra Social Barcelona sirve como colofón para desmontar el estigma sobre el movimiento okupa. Con 626 hogares encuestados y 39 entrevistas realizadas a lo largo y ancho de Catalunya, la investigación ofrece una imagen nítida de las características promedio de las personas que okupan.

Una amplia mayoría de ellas (75%) aseguran que su okupación se debe a no poder acceder a una vivienda o haber sufrido un desahucio, y de hecho el 80% de los encuestados buscó otra opción habitacional antes de okupar. De ellos, seis de cada diez solicitaron, sin éxito, el acceso a una vivienda social. Si España contase con un parque de vivienda pública ya no abundante, sino mínimamente equiparable a la media europea, una proporción muy elevada de estas usurpaciones no habrían tenido lugar.

Con respecto al perfil personal, en más de la mitad de los casos se trata de familias con menores. Y, del segmento de edad con mayor representación (36-45 años), un 72% se encuentra a cargo de personas en situación de dependencia.

La instrumentalización del miedo a la okupación como herramienta xenófoba cae por su propio peso al comprobar que el 73% de los encuestados cuenta con pasaporte español. Y por si el mantra de la inmigración irregular quisiera hacer acto de presencia aquí, otro dato: seis de cada diez migrantes sin papeles (solo conforman un 3% de las respuestas) afirman vivir también con personas dependientes. Es decir, en la mayoría de los casos, tener un hogar supone una cuestión de vida o muerte.

Por último, y solo para confirmar lo que ya adelantaron tanto Paco Morote como Carlos Castillo, más de cuatro de cada cinco viviendas okupadas en Catalunya (82%) pertenecen a grandes propietarios –entidades financieras, filiales inmobiliarias de entidades financieras, fondos de inversión, entidades como la Sareb y personas jurídicas titulares de una superficie habitable de más de 1.250m2–. Entre estas okupaciones destacan las de pisos propiedad de bancos, que representan 7 de cada 10.

Demostrada la falsedad de la alarma social, y de la monstruización de lo que, en realidad, son familias desesperadas por encontrar un techo, cuesta entender tanta insistencia mediática y política. Al menos, hasta que se observa desde la perspectiva que sugiere el abogado del Sindicato de Inquilinas de Madrid: se trata de un “artefacto ideológico” perfectamente útil para las ultraderechas y las derechas, porque en él encajan muy bien sus principales enemigos, “el colectivo LGTBI, las personas racializadas, las clases bajas y el activismo de todo tipo”.

La burbuja de las alarmas

La batalla ideológica se mezcla, además, con los intereses económicos del sector de la seguridad en el hogar, que disfruta de una burbuja inmensa que ha colocado a España como primer Estado de la Unión Europea y cuarto del mundo en número de alarmas. Este negocio mueve alrededor de 2.000 millones de euros en nuestro país, y su crecimiento anual alcanzó el 12,3% en 2021. Han surgido incluso grupos con evidentes tendencias neonazis que utilizan la violencia para sacar rédito del pánico social sembrado.

A pesar de que muchos de los ataques se dirijan directamente contra la actividad gubernamental del PSOE, el partido predominante de la coalición no solo se muestra impasible, sino que lleva meses boicoteando la Ley por el Derecho a la Vivienda, una medida firmada en el acuerdo alcanzado con Unidas Podemos al inicio de la legislatura y cuya aprobación ha sido exigida por Dunja Mijatovic, comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, en la enésima amonestación a España por el estado del derecho a la vivienda.

El grupo parlamentario socialista ha registrado una reforma de la LECrim para permitir los desalojos exprés también en usurpaciones

En su lugar, lo que se ha hecho desde el grupo parlamentario socialista es registrar, sin consulta previa a su socio de gobierno, una reforma de la LECrim para permitir los desalojos exprés también en usurpaciones, ciñéndose con una precisión sorprendente al discurso de las ultraderechas. Además, según Carlos Castillo, “la propuesta del PSOE es una barbaridad a nivel jurídico, no tiene pies ni cabeza”.

En este artículo, Roger Tudas Vilardell buscó una explicación a todo esto, y se preguntó si el motivo es que reducir los beneficios de los arrendadores afectaría directamente a las personas encargadas de aprobar esta legislación. Los resultados hablan por sí solos. Mientras que solo el 5,4% de la población posee viviendas en alquiler, esta cifra asciende hasta el 33,3% entre los diputados de Ciudadanos, al 30,8% en Vox, al 22,7% en el PP y al 17,5% en el PSOE, lo que triplica la proporción de la ciudadanía general. Unidas Podemos también supera la media, aunque más ligeramente, con un 9,1%. 

Fondos buitre y exministros socialistas. La presión que no cesa

Detrás de toda esta deriva neoliberal hay una presión incesante del lobby de la vivienda, encabezado por ASVAL, que representa los intereses de fondos buitre como Blackstone y cuenta con fuertes conexiones con el partido de Pedro Sánchez. Esta asociación está presidida por Joan Clos, exministro socialista y exalcalde de Barcelona. Teniendo a esta figura en cuenta, se entienden mejor las denuncias de Ada Colau que apuntaban a “presiones del sector inmobiliario” (por cercanía geográfica y por su condición de activista de la vivienda, es una voz a tener en cuenta).

De hecho, El Confidencial afirmó que la elección de Raquel Sánchez como ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana acercaba al PSC la toma de decisiones en el sector de la vivienda, lo que hace que Clos tenga “mejor entrada que nunca” a la hora de conseguir reformas más favorables al lobby de especuladores que dirige.

Lo que tenemos por delante

En un contexto tan favorable, y con la colaboración manifiesta del centroizquierda, la guerra cultural solo puede seguir hacia adelante. Además, la crisis económica y energética amenazan con empujar a la pobreza a sectores enormes de la población. Así las cosas, el objetivo es ensanchar aún más los márgenes de la criminalización y seguir alineando la opinión pública con los intereses de los grandes propietarios.

Carlos Castillo advierte sobre el caballo de batalla utilizado para este propósito. “La última deriva que está habiendo, y que tiene mucho que ver con ASVAL y este tipo de lobbies, es hablar de ‘inquiokupación’. Esto es, equiparar a un okupa con un inquilino que te deja de pagar la renta. El objetivo de este discurso es confundir a las personas precarizadas que no pueden asumir subidas del alquiler o que no pueden pagar el alquiler durante x meses con la figura ya completamente denostada y criminalizada del okupa. O dar un paso más e intentar generar todo lo contrario a lo que pide la ONU, es decir, establecer una legislación que permita a los propietarios desalojar de forma rápida y sin garantías a los inquilinos”, cuenta antes de rematar: “Si empezamos a generar la idea de que un ‘inquiokupa’ es aquella persona que te deja de pagar el alquiler y que merece el desalojo inmediato, yo mañana le puedo subir a mi inquilino 500€ de alquiler y, si no los acepta, la jurisdicción me va a permitir mandarle a la calle y poner la vivienda en alquiler de nuevo o dejarla vacía a la espera de un mejor ciclo económico”.

Ocho proposiciones de ley, ocho proposiciones no de ley y dos mociones. Esas son las cifras de la presencia del fenómeno de la okupación en el Congreso de los Diputados en lo que va de legislatura. En todos los casos, excepto en uno (una proposición no de ley presentada por el PSOE), con las derechas y la...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Diego Delgado

Entre Guadalajara y un pueblito de la Cuenca vaciada. Estudió Periodismo y Antropología, forma parte de la redacción de CTXT y lee fantasía y ciencia ficción para entender mejor la realidad.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí