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El Taller #sequedaencasa

Abrimos un espacio virtual de ocio que iremos actualizando

Carlos García de la Vega 14/03/2020

<p>La escultura Transbase, de Juan Genové.</p>

La escultura Transbase, de Juan Genové.

Centro Niemeyer

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16 de mayo / Abrazos y multitudes

 En la ría de Avilés está el Centro Niemeyer, un complejo cultural que rompe por completo con el paisaje de la ciudad burguesa del XIX y con el escenario industrial y desolador del entorno de la ría, y dibuja con maestría y hormigón blanco un espacio conceptual y casi irreal. Lo terminó de construir en 2011 Oscar Niemeyer, que se quedó prendado de Asturias cuando fue a recoger su premio Príncipe en 1989. Sus primeros gestores, procesados todos, casi lo llevaron a la quiebra técnica, pero tras esos primeros nubarrones, el nuevo equipo consiguió convertirlo en un centro de referencia para el teatro, las artes plásticas, y un gran dinamizador cultural del eje formado con Gijón y Oviedo. 

Quiero viajar hoy allí porque en la enorme plaza central del complejo, desde el año pasado, está la escultura Transbase de Juan Genovés, que murió ayer en un hospital de Madrid, sin relación con la covid-19. Genovés es el pintor de los abrazos, de las multitudes, de las miradas con perspectiva picada de grandes espacios con gente desperdigada. Se trata de una escultura en la que las figuras humanas están recortadas, y sus huecos toman una tercera dimensión interactuando con la enorme explanada y la mirada del espectador.

Dentro de la web del Centro, con motivo de la programación especial por la pandemia, se pueden atender los vídeos completos del Ciclo Palabra, una serie de conversaciones con personalidades de la cultura que, en mitad de tanto ruido y distorsión, pueden aportar un poco de sensatez.

14 de mayo / Iconografía de la pandemia

El Espacio Tabacalera del Ministerio de Cultura, cerca de la Glorieta de Embajadores de Madrid, es un espacio expositivo endiablado. Puedo imaginar que el comisario o artista que reciban el encargo de organizar una muestra allí tienen que integrar el aspecto fantasmagórico y decadente de sus pasillos, estancias y espacios de transición como una pieza imposible más dentro de la dramaturgia de la misma. Precisamente por eso, las visitas a Tabacalera siempre tienen un encanto especial, porque no se trata solo de ver grandes muestras de creación visual contemporánea, sino de meterse de nuevo en esa especie de escenario siniestro que es la sala en sí y que convierte al espectador en protagonista involuntario.

Los tours virtuales de los museos tradicionales devuelven a la institución una paz y un silencio que desde hace mucho tiempo han perdido en la realidad, en parte por el turismo masificado. Las visitas virtuales a una selección del histórico de exposiciones del Espacio Tabacalera mantienen intacto el componente siniestro de estar allí, con el añadido extra de sentir –imaginar– que lo haces completamente solo. 

Durante todos estos años Tabacalera ha ido sedimentando con sus exposiciones el aspecto icónico de nuestro tiempo, a través de las artes plásticas en todas sus manifestaciones y el cine. Llama la atención como muchos de los imaginarios creados por los artistas contemporáneos que allí han expuesto anticipaban de alguna manera la iconografía de la pandemia.

11 de mayo / Cine incierto

El Museo Reina Sofía empezó el pasado viernes 8 de mayo a subir a su cuenta de Vimeo un ciclo de cuatro sesiones audiovisuales que ha reunido bajo el nombre de Tiempos Inciertos I. Cine durante la cuarentena. Cada sesión se ‘estrenará’ los viernes, y permanecerá accesible y subtitulada en castellano el jueves de la semana siguiente, hasta el próximo 4 de junio.

Es una selección comisariada a partir de las variables argumentales de la falta de libertad de movimientos –voluntaria o forzosa– y la repercusión social de las enfermedades. Los formatos de los trabajos de Adam Curtis, Claude Faraldo, Jordi Colomer y Betué & Vives y Chantal Akerman pasan por el documental, el largometraje y las piezas de vídeoarte. Y todos ellos pertenecen a los fondos audiovisuales del Museo.

El arte contemporáneo supone, a pesar de la incomprensión que a veces lo rodea, y que se pone de manifiesto año tras año con las piezas-escándalo de la feria ARCO, una mirada excéntrica y peculiar de la realidad y sus posibilidades siniestra: una forma de reflexión basada en su plasticidad, que en ocasiones puede ser más reveladora que los discursos estructurados solo desde la lógica.

9 de mayo

Se está reflexionando mucho estos días sobre el respiro que tantas personas confinadas en casi todos los países del mundo están dando a la naturaleza, al planeta, a la atmósfera, etc. Se habla de que quizá debiera ser un aprendizaje para el momento en el que tengamos que volver a la vida, cuando la nueva normalidad deje de ser fantasmagórica y vaya poco a poco tomando cuerpo. Nos vemos en la contradicción estructural de que somos un país económicamente turístico, pero ese turismo resultaba insostenible desde el punto de vista ecológico y de las comunidades que vivían de él.

Pensaba el otro día que ya existió un personaje que, basado en su carisma personal y magnetismo y en un sentido de la belleza descarnado y esencial, fue capaz de hacer sostenibles y bellos los sitios turísticos de su lugar de origen. Fue, además, capaz de alternar con los jerarcas del régimen franquista y los posteriores también jerarcas de la transición para que Lanzarote no echase a perder, por la mano feroz del hombre, la belleza original de su fascinante geología y ecosistema. Me refiero al artista multidisciplinar y bon vivant César Manrique.

La fundación que lleva su nombre acaba de terminar un poco accidentalmente, a causa de esta pandemia, la conmemoración del centenario de su nacimiento, en 1919. Su legado como activista ecológico, artista plástico y anarquista urbanístico es, tristemente, más pertinente que nunca. En la web de la fundación se puede bucear por su biografía, su obra, y una extensa videoteca de conferencias sobre su fascinante figura.

7 de mayo / Kamikaze

Antes de que todo esto pasara iba por lo menos dos veces al mes al Pavón Kamikaze. A lo largo de estos casi tres primeros años en Madrid se ha convertido en uno de los sitios más estimulantes, a los que volver siempre, porque constantemente estaban bullendo ideas, conceptos, miradas a la vida. Ahora que no se puede ir al teatro, y que solo se puede ver filmado, echo especialmente de menos las tardes en el Ambigú, ese espacio difícil, pero donde los autores y directores han puesto en pie, desde su imaginación, espacios y presencias que resuenan todavía en la memoria. Hacer teatro en un desván tiene algo de poético. Y tener tan cerca a las actrices y actores mucho más. De hecho, en este tiempo, hemos podido asistir en directo al salto a las salas públicas de proyectos que se gestaron allá arriba.

Al ser el Pavón Kamikaze una iniciativa de carácter privado, no quiero ni imaginar la zozobra que tiene que ser para sus gestores (Miguel del Arco, Israel Elejalde, Aitor Tejada y Jordi Buxó) mantener el tipo ante semejante situación. El patrimonio del Pavón son sus producciones propias, que han alimentado no solo la cartelera de Madrid, sino que han regado de buen teatro a toda España en sus constantes giras: además de las de del Arco, de Pablo Messiez, Alfredo Sanzol, Pablo Remón, etc. Que por fuerza se han tenido que quedar paradas, esperando otro aplauso.

Aún así, están regalando producciones y otros contenidos en Youtube, para que la gente pase mejor el confinamiento. Estos días, en su sección Kamikaze en casa están ofreciendo en abierto Ensayo de Pascal Rambert –otro creador habitual del teatro– en el que un póker de ases (María Morales, Fernanda Orazi, Jesús Noguero e Israel Elejalde) se deja el alma en cuatro monólogos sucesivos que conforman una descarnada unidad.  

5 de mayo

A final de mes se publicarán las bases del 74º Premio Adonáis de Poesía. Desde 1943, este premio para menores de treinta y cinco años ha lanzado las carreras poéticas de nuevas voces que con el paso de los años se han convertido en auténticas autoridades dentro de la poesía española. Plumas como las de como José Hierro, José Ángel Valente, Francisco Brines, Luis García Montero o Amalia Iglesias fueron premiados en este certamen a lo largo de su trayectoria. 

La organización del premio ha invitado a algunos de sus galardonados y accésits a grabarse recitando poemas de otros autores pertenecientes a la familia Adonáis, y han creado una cadena de poesía formada por nada menos que setenta y cinco vídeos que han llamado #RecitaAdonáis. Un viaje de voces e imágenes para este tiempo lento.    

3 de mayo / Sonidos de la ciudad

Más allá de los aquelarres institucionales en Ifema o en la Puerta del Sol, debajo de mi ventana el vecindario está saliendo con bastante sentido común en los tramos establecidos por la fase 0. Por fin, el sonido no viene de los balcones sino de las aceras. Resoplidos de gente después de una carrera, quizá demasiado intensa para una primera salida, ancianos silenciosos, niños, por fin, gritando. Los espacios públicos, con el confinamiento, no solo han cambiado su fisonomía, sino también su mapa sonoro. Durante semanas el único sonido recurrente, además del aplauso sanitario y posterior verbena, era el del camión de la basura, implacable, o el de los vecinos tirando botellas vacías al contenedor del vidrio. 

Ayer, la Biblioteca Pública de Nueva York publicó un álbum de sonidos de la ciudad. Lo han llamado Missing Sounds of New York, sonidos que faltan, sonidos que se echan de menos. Hace no mucho hubo un debate sobre qué tendría que ser materia de catalogación y documentación en la Biblioteca Nacional de España, a propósito de la consideración como bien inventariable de los videojuegos. En principio, en una realidad pre-pandemia, los sonidos urbanos eran una realidad tan obstinada y, por ello, invisible que quizá no tuviesen ningún tipo de valor. Visto desde esta experiencia inesperada de cincuenta días, el tumulto de la ciudad es señal de una realidad que nos han cambiado.

30 de abril

La historia de la Zarzuela del s.XIX como género es la historia de una iniciativa privada que hizo ricos al conjunto de compositores que la promovieron:  Barbieri, Gaztambide, Inzenga, etc. Las primeras funciones de zarzuela, que no fueron sino adaptaciones al castellano de operetas y vodeviles franceses, se ofrecieron en 1851 en la Plaza del Rey de Madrid, donde estaba el Teatro del Circo que pertenecía al Marqués de Salamanca, y en cuyo solar está ahora, precisamente, el Ministerio de Cultura. Fue tal el éxito que ya en 1856 se había acabado la construcción del Teatro de la Zarzuela en la ubicación actual. El género ha abarcado varias fases de la producción lírica en castellano, desde esos primeros años, pasando por el género chico (por la duración, una hora) que inundó el país de melodías originales, hasta llegar a la evolución más operística del género, que se dio en los primeros años del siglo XX con títulos como Luisa Fernanda.

Existe cierto recelo por parte de los aficionados más acartonados a que, como sucede en otros países, el género autóctono de teatro lírico con partes habladas se renueve y se meta de lleno en la contemporaneidad con miradas renovadas a partir de las puestas de escenas. De vez en cuando, llegan noticia de abucheos y escándalos en la platea del teatro de sectores ultraconservadores. En cualquier caso, es un empeño del actual director, Daniel Bianco, que el Teatro de la Zarzuela tome el pulso a la sociedad y al momento que vivimos, y cada año lo demuestra con sus nuevas producciones.

Desde el fin de semana pasado, el Teatro de la Zarzuela ha puesto en abierto en su canal de Youtube una playlist con diez montajes de las últimas temporadas. Es una verdadera oportunidad para darse cuenta de que los compositores de zarzuela utilizaron un lenguaje musical análogo al de sus coetáneos europeos, y que, a pesar del estigma que durante años se le fue añadiendo al género, su música no sólo fue moderna para su tiempo, sino tremendamente buena.

28 de abril

Quizá nos hayamos dado cuenta gracias al confinamiento de hasta qué punto la moda es una forma de expresión social y, por lo tanto, cultural. Ha triunfado la tendencia de usar la ropa de andar por casa todo el día. Hemos dejado –temporalmente– de tener que decir cosas con las prendas que elegimos, dado que no hay nadie nuevo a quien contárselas. Seguro que no soy el único que ante alguna vídeollamada de trabajo se ha puesto una camisa solo durante esos minutos. El hecho de elegir quién te puede ver con sudadera y quién es preferible que te vea con camisa ya indica hasta qué punto la moda habla un lenguaje de sutilezas y matices.

Pensar en moda, por lo tanto, es algo que nos concierne a todos, porque como dice el personaje de Meryl Streep en El diablo viste de Prada, 2006, con guion de Aline Brosch McKenna sobre una novela de Lauren Weisberger: “Tú crees que esto no tiene nada que ver contigo. Tú vas a tu armario y seleccionas, no sé, ese jersey azul deforme porque intentas decirle al mundo que te tomas demasiado en serio como para preocuparte por lo que te pondrás. Pero lo que no sabes es que ese jersey no es sólo azul, no es turquesa, ni es marino, en realidad es cerúleo. Tampoco eres consciente del hecho de que en 2002 Óscar de la Renta presentó una colección de vestidos cerúleos. Y luego creo que fue Yves Saint Laurent el que presentó chaquetas militares cerúleas. Y luego el azul cerúleo apareció en las colecciones de ocho diseñadores distintos; y después se filtró a los grandes almacenes; y luego fue a parar hasta una deprimente tienda de ropa a precios asequibles, donde tú, sin duda, lo rescataste de alguna cesta de ofertas. No obstante, ese azul representa millones de dólares, y muchos puestos de trabajo, y resulta cómico que creas que elegiste algo que te exime de la industria de la moda, cuando, de hecho, llevas un jersey que fue seleccionado para ti, por personas como nosotros, entre un montón de cosas”. De hecho, no es baladí que Amancio Ortega, el antihéroe filantrópico haya hecho su imperio textil fusilando diseños ajenos para convertirlos en productos asequibles para las masas consumidoras de todo el mundo, gracias a la explotación en sus talleres deslocalizados y la ingeniería fiscal. 

El Museo del Traje, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, se aproxima al hecho de la moda desde tres perspectivas: la etnográfica-antropológica, la de la moda histórica, y la de los grandes diseñadores españoles. La web está llena de fichas, tiene un par recorridos dinámicos en 3D y muchísima información muy interesante sobre vestimenta y sus usos sociales.

25 de abril / Claveles

Una de las consecuencias directas de la Revolución de los Claveles, que celebra su 46º aniversario, fue la independencia al año siguiente de Cabo Verde, hasta ese momento colonia de Portugal. De todos los artistas de ese país, Cesaria Évora ha sido la más universal. Paseó por los escenarios de medio mundo la “morna”, un estilo híbrido propio, que mezcla el fado, la modinha brasileña, el tango argentino e influencias angoleñas. Aunque cantaba desde muy jovencita en su país, la fama internacional no le llegó hasta casi sus cincuenta años. Este concierto lo ofreció en París de 2004, año en el que ganó el Grammy por el disco Voz d’amor a Mejor Álbum Contemporáneo de World Music. Se retiró por motivos de salud en 2010, y moriría finalmente en 2011 en Mindelo, su ciudad natal, a los setenta años. Cantaba descalza en sus conciertos como gesto simbólico de reconocimiento y respeto por sus orígenes humildes, y por la pobreza estructural de su país. Su timbre y cadenciosidad, la calma que impregnaba a su interpretación, puede ser una buena forma de conmemorar una revolución sin violencia.

23 de abril / San Jorge y el dragón

Lluis Mosquera y yo nos fuimos de El Taller de CTXT el pasado 7 de marzo a eso de las siete de la tarde. Había impartido presencialmente y online su curso de escritura creativa Campwrite. Fue la última actividad que pudimos acoger. El estado de alarma le pilló en Edimburgo, y cuando por fin se pudo confinar decidió, dadas las circunstancias, ofrecer su Campwrite gratuitamente a través de Twitter. 

Se llegaron a apuntar hasta doscientas cincuenta personas que fueron recibiendo reto creativo tras reto creativo durante 19 días. El reto número 20 consistía en escribir una pieza final. El resultado es un libro digital Infinito con final que Dos Bigotes ha editado con todo el cariño, y que hoy, Día del Libro, ha puesto a disposición del público a través de su web de forma gratuita. Como dice la reseña de la editorial: “textos profundos, amateurs, emotivos, divertidos, intensos, luminosos, catárticos…” 

Puedes descargarlo aquí.

21 de abril / Arquitecturas irreales

Las imágenes de las ciudades vacías durante la pandemia se han convertido en el más reconocible elemento iconográfico de esta situación que vivimos. Casi sin darnos cuenta, hemos pasado de vivir, transitar y utilizar el espacio público, fruto de soluciones urbanísticas históricas concretas, a contemplarlas desde lejos, con algún ocasional personaje que las atraviesa como a hurtadillas cuando las televisiones conectan con los sitios emblemáticos. De repente, somos conscientes de que donde sucede la vida urbana es como una gran escenografía, ahora que la vemos vacía y con distancia.

Por la dimensión de los escenarios de los teatros de ópera, sus escenografías, incluso para los interiores, suelen representarse con las proporciones y majestuosidad de nuestras ciudades vacías. En cada puesta en escena, el escenógrafo tiene que ser capaz de condensar mediante un concepto estético un universo que fusione las intenciones del libretista, el compositor y el director de escena.

La web Scenography Today recoge alguna de las propuestas escenográficas para ópera y danza más impresionantes de los últimos años, en un repaso detallado y bien documentado de cada producción. Visitarla sin prisa resulta un viaje visual muy gratificante. Completa la web información sobre conferencias, bibliografía y vídeos sobre la disciplina.

19 de abril / En dehors

Hablaba en esta sección, al principio del confinamiento, de los límites de la intimidad y el auge de la extimidad, a propósito de cómo se fue generalizando la falta de pudor en redes sociales: la gente informaba y documentaba cómo iba a ocupar tanto tiempo en casa. Parece que fue hace un siglo. La iconografía del ejercicio doméstico ha sido variadísima y pintoresca en lo que se refiere a musculación, ejercicio aeróbico y yoga.

El Australian Ballet ha subido a su web dos clases de ballet para personas sin ningún conocimiento previo en las que se explica muy didácticamente los rudimentos más básicos de la técnica del ballet clásico, posición de piernas, pies, brazos, manos y sobre todo la colocación de la cadera para que el cuerpo ofrezca una constante sensación de bidimensionalidad. Explicadas con mucha calma, las clases permiten, sin llegar en ningún momento al sofoco, conocer de primera mano qué tipo de disciplina diaria, férrea, e inhumana por lo precisa, exige el ballet para conseguir los resultados que se ven encima de los escenarios. 

16 de abril / Fanfarria del Duque de Mantua

Los historiadores de la música, tan dados a apuntalar su disciplina con hitos de carácter casi mitológico, señalan el estreno de L’Orfeo de Monteverdi como el surgimiento de la ópera como género. Esta “favola in musica” comienza con una fanfarria con metales, dicen que en honor del duque de Mantua, Francesco Gonzaga, mecenas de las celebraciones de Carnaval de aquel 1607. Esta fanfarria, icónica desde un punto de vista sonoro, si me permiten la sinestesia, da paso a un género que, antes de convertirse en el espectáculo grandilocuente y elitista que es hoy, era un puro divertimento transversal de todas las clases sociales. Tanto las decenas de teatros de la Venecia del Settecento como los corrales de comedias que se repartían por todo el territorio nacional, por poner solo dos ejemplos, ofrecían piezas de teatro musical y mezclaban –aunque en espacios separados– a todo tipo de estratos sociales en torno a la música y la palabra.

Desde hace unos siete años, la plataforma Operavision, financiada por la Unión Europea, tiene acuerdos con teatros europeos de todos los tamaños, desde las grandes casas de ópera nacionales hasta sitios pequeños con una programación un poco más experimental y avanzada, y programa en abierto grabaciones de ópera con subtítulos en inglés, francés y alemán. La oferta se va renovando progresivamente y es una forma muy interesante de asistir a la ópera desde casa, y pulsar el latido de directores musicales, directores de escenas y cantantes.

Esta plataforma gratuita surgió antes del confinamiento y esperemos que sobreviva a la Covid-19, porque si la ópera fue algo siempre, hasta después de la II Guerra Mundial, fue ocio, entretenimiento y, a la vez, arte. Como  las plataformas de vídeo, donde hay mucha morralla y creaciones que pervivirán la urgencia del consumo actual.

14 de abril / ¿Puedo hablar!

El pasado 3 de marzo sacábamos a la venta online las entradas para la primera grabación con público del podcast ¿Puedo hablar! de Perra de Satán (Beatriz Cepeda) y Esnorquel (Enrique F. Aparicio) para el 1 de abril. Se agotaron en menos de doce horas y tuvimos que programar una segunda fecha para el 15, es decir, pasado mañana. Esas entradas también se agotaron durante la misma mañana. Como bien dijeron ellos en Twitter: ¿No serán la Rosalía de los podcasts?

Teníamos muchas ganas de que el Taller de CTXT se llenara de la energía de Beatriz y Enrique, y de las risas de sus fans. Todavía no sabemos cuándo podremos volver a la normalidad, pero las fechas de estos dos eventos serán las primeras que reprogramemos. Mientras, os dejamos la edición confinamiento del podcast que han grabado estos días, y que tiene el título de Solas. Pinchad aquí.

6 de abril / Smoke on the water

El Festival de Moutreaux (Suiza) fue inaugurado en 1967 por Claude Nobs y contó con artistas como Keith Jarret o Charles Lloyd. Aunque originariamente era un festival de jazz, con el paso de los años se fue abriendo a grupos legendarios de otros estilos como Deep Purple, Pink Floyd o Led Zeppelin, convirtiéndose en un acontecimiento musical más allá de las clasificaciones. En su web han lanzado hoy un comunicado en el que la dirección anuncia que, dadas las circunstancias, lo más probable es que el festival, previsto para las primeras semanas de julio, tenga que ser aplazado o pospuesto. 

Uno de los riffs de guitarra eléctrica más famosos nunca escritos, el de Smoke on the water de Deep Purple, surgió del incendio que se originó en el casino de Montreaux, a orillas del lago Leman, durante un concierto de Frank Zappa en 1971. El grupo estaba allí porque iba a grabar su disco Machine Head, donde se incluye la mítica canción.

Sin embargo, y para ayudar a pasar el confinamiento, el festival ofrece en su web un código gratis para ver durante treinta días los cincuenta vídeos (de Nina Simone a Carlos Santana) de la colección Montreaux de la plataforma Sringray Quello (Quello Concerts), de la que son colaboradores. Pero no solo eso, sino que este código da acceso al resto del catálogo de la plataforma, con horas y horas de conciertos en vivo y documentales musicales de todos los estilos. 

4 de abril / la búsqueda del interlocutor

El pasado 8 de noviembre Noelia Adánez presentó en El Taller de CTXT su libro Vivir el tiempo, un ensayo sobre las escritoras olvidadas del medio siglo XX español: Dolores Medio, Concha Alós y Elena Quiroga, todas ellas olvidadas por el aparato literario de la transición. Desde aquella noche Noelia pertenece al acervo del Taller: ese grupo de personas que han tenido la generosidad de compartir sus puntos de vista, sus reflexiones, su brillantez con nosotros.

Desde hace ya cuatro años, Noelia, primero junto a Anna R. Costa y después junto a Valeria Alonso han puesto carisma, vida y sentimientos a tres grandes escritoras españolas en un ejercicio teatral de destilación, gota por gota, de sus complejas personalidades. En un escenario vacío, y a través de un puñado muy seleccionado de atributos, la vida interior y exterior de estas mujeres se van desplegando ante el público. Primero fue Emilia (Pardo Bazán), después Gloria (Fuertes) y recientemente Carmiña (Martín Gaite). Todas estas mujeres buscan el interlocutor en el público y en personas de su vida, y otras búsquedas en su mundo interior para enseñarnos que escribir siendo mujer era –y probablemente aún es– un ejercicio de resistencia y contracultura.

Desde esta semana el Teatro del Barrio ha puesto las grabaciones de Emilia y Gloria completas en su canal de Youtube. Dicen los teatreros que el teatro filmado no es lo mismo. Lo mismo no es, pero se parece mucho, y reconforta ver el trabajo entregado de Pilar Gómez y Ana Rayo manteniendo la emoción de la toma única y sin posibilidad de cortar y repetir porque hay un público que ríe y se emociona delante. No hay Netflix que consiga esa tensión actoral. A Carmiña le queda mucha vida en el escenario cuando todo esto pase, así que, de momento, Noelia, Valeria, Nieve y el Teatro del Barrio la tienen guardada en el cuarto de atrás.

2 de abril / Revisitar 

Hoy no proponemos ninguna distracción a través de un enlace a internet. Hay veces que es mejor mirar hacia dentro. Pero no, no nos vamos a poner introspectivos ni a sugerir técnicas de meditación. Esas cosas, o salen solas y se tienen integradas, o en estos tiempos inciertos resultan siempre más frustrantes que de ayuda.

Mirar hacia dentro de nuestra casa, y en concreto a nuestra biblioteca, la conforme el número de volúmenes que sea: dos o trescientos. Con los libros nos pasa que tenemos con ellos un romance muy intenso, muy físico, muy urgente, y una vez que terminamos de leerlos parece que, de paso, los terminamos a ellos. Pasan a ser parte de la decoración. Con el transcurso del tiempo, sus detalles y recovecos se van difuminando y, al final, nos queda una vaga sensación física del estilo y un trazo muy grueso sobre el tema (ensayo), la trama (novela) o la temática (poesía). 

Estos días he vuelto a una novela que ahora descubro que fue mucho más fundacional de quien soy ahora de lo que me daba cuenta, y que leí con dieciséis o diecisiete años. Ha sido un placer enfrentarme a la memoria, pero sobre todo a la desmemoria. Corroborar sensaciones y descubrir otras nuevas. Verme reflejado –y mucho más viejo– en el paso del tiempo. La novela es la misma, pero mi experiencia es, por un parte, la misma y, por otra, completamente distinta. Ahora que tenemos tiempo y que el ocio transcurre a tiempo lento, seguro que hay a mano algún libro que volver a disfrutar en un estéreo fascinante del pasado contra el presente.

30 de marzo / Improvisar una estrategia 

Cada uno estamos descubriendo qué trucos son mejores para sobrellevar este aislamiento. A mí no me sienta nada bien ir a la compra, prefiero no salir de casa y estar en mi mundo que vivir esa cosa extrañísima en la que se ha convertido la realidad. Porque, lejos de disfrutar el paseo, el contacto –distanciado y desconfiado– con otras personas, el aire libre, cuando vuelvo a casa, a lo seguro, acuso esa realidad adulterada y me cuesta un rato encontrar de nuevo el ritmo interior de la cuarentena. 

Por el contrario, sí me consuela hacerme en la cabeza un mapa de la ciudad y pensar en las personas que están ahí, lejos pero cerca gracias a las telecomunicaciones. Primero pensaba en Henar y Joan, que son las únicas personas que conozco que sé que están a menos de cinco minutos de mi casa en el nuevo barrio. La siguiente más cercana es Adriana, por Atocha. Con el paso de los días he ido ampliando el mapa y ya coloco a Rafa en Malasaña, a Roberto en Quintana y a Alba y Mario, cada uno en su casa, por Puerta del Ángel. No demasiado lejos de esta casa, aunque definitivamente muy cerca de la anterior están Pablo y Lucas. 

Al final de la semana pasada Pablo (Messiez) puso en abierto una grabación de su monólogo Las plantas, en la que el personaje interpretado por Estefanía de los Santos encuentra, hablando consigo misma e interpelando al público, las razones por las que se va a conseguir enfrentar al día siguiente. Como ella, estamos todos improvisando qué nos viene bien y, sobre todo, qué no, en este tiempo incierto. 

No puedo dejar de pensar, además, que, para cuando todo esto pase, Las plantas tiene un formato perfecto para reencarnarlo en El Taller. Quizá. Cuando todo esto pase.

28 de marzo / Bailar

La última actividad con público que pudimos acoger en El Taller fue la fiesta de electrónica Tuck Tapes Kiki, a cargo del colectivo Tuck Tapes, que nos trajo el mejor house a la redacción de CTXT. 

Dice el refrán que el que canta su mal espanta, pero yo creo que si algo nos trajo el siglo XX fue un cambio de paradigma respecto de la recepción de la música. Desde las verbenas y kermeses de principios de siglo hasta los dancings de la era del jazz, la música que ha pretendido estar en contacto con el público siempre ha tenido un componente bailable, asociado indiscutiblemente con lo rítmico. Mientras que los caminos de la electroacústica y las vanguardias seriales iban prescindiendo progresivamente de ese concepto, deshilachando la música en un marasmo de cálculos matemáticos y alucinaciones tímbricas, las músicas populares urbanas iban reuniendo a la gente de la ciudad en lugares para bailar y, de esa manera, librarse de la tiranía de la palabra e incluso del pensamiento, a través de la expresión corporal libre, como evasión.

Resident Advisor, la plataforma más relevante a nivel internacional de la escena club ha organizado para este fin de semana una rave a través del imaginario y la vez ubicuo Club Quarantäne, que estará abierto ininterrumpidamente desde las 22:00 del viernes 27 hasta bien entrada la tarde del domingo 29, pinchando a través de Youtube. Tiene un cartel impresionante y aunque tengamos que bailar de uno en uno en nuestra casa, puede por un momento hacernos salir de una realidad cada vez más opresiva tanto en lo sanitario como en lo económico y social. 

Si esta música no es la suya, que perfectamente podría no serlo, desde el Taller le animamos a que se permita el lujo de bailar lo que le guste, de bailar con los que tiene cerca, o de bailar solo si es el caso, porque seguramente no haya acción intelectual más liberadora que transformar la música en movimiento.

25 de marzo / Acervo

No me gusta nada la palabra patrimonio porque me lleva directamente a pensar en patriarcado. Ni cuando se refiere al conjunto de posesiones y bienes personales ni cuando se refiere al patrimonio cultural. Fue Nicholas Roerich quien, de alguna manera, se inventó el concepto, sin darle ese nombre, para proteger los bienes culturales durante los conflictos armados. Fue el impulsor de un pacto de derecho internacional que lleva su nombre y que suscribieron las principales potencias mundiales en 1929. Roerich –nota al margen– fue el dramaturgo de La Consagración de la Primavera, de Stravinsky.

A poco que una siga la evolución de la normativa internacional en cuanto a patrimonio cultural a lo largo del siglo XX, cae en la cuenta de que la protección de los bienes culturales siempre ha sido una especie de instrumento que pretendía protegerlos a costa de garantizar que se pudiese alentar, ordenar, fomentar y hacer crecer el turismo. Ambos conceptos, turismo y patrimonio cultural son concomitantes y, de alguna manera, sirven para vaciar de significado lo intrínsecamente relevante de la protección de esos bienes y dotarles de una significación económica –capitalista– que quizá nunca debieron tener.

Me gusta mucho la palabra historiografía porque a través de sus lexemas ya indica que nunca hay una sola historia, sino que la historia parte siempre, si se es honesto, de una posición ideológica. Dado que la realidad es tan inabarcable, la selección de datos objetivos que hace el historiador y la forma de presentarlos hablan por sí mismos para presentar una forma de entender el pasado y, quizá, aprender de él.

Todos estos conceptos se mezclan en el portal España Es Cultura, del Ministerio de Cultura, pero gestionado por la Sociedad Mercantil Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas, precisamente. En él se recopilan todos los bienes culturales de interés del Estado español con el claro objetivo de servir de utilidad a potenciales turistas nacionales y extranjeros para la elaboración de sus rutas. Pero, además, me parece un portal relevante porque el criterio historiográfico de presentación de la información es muy interesante. Segmenta todo nuestro acervo por localización geográfica, por periodos histórico-artísticos, por tipología de los bienes (incluyendo materiales, inmateriales y naturales) y, además, por su interés para diferentes grupos de población. 

Dado que turismo no podemos hacer por el momento, nunca es tarde para aprender o refrescar, mediante fichas sencillas y una navegación entretenida, todo el acervo cultural que tenemos al alcance de la mano y del que seguramente sabemos muy poco o nada.

Pueden acceder aquí a España es cultura.

23 de marzo / Contemplación 

La cuarentena nos está dando una dimensión distinta del tiempo. Supongo que hay gente que no está llevándose bien consigo misma y que necesita hitos en el día que le den un poco de armazón, de estructura a la jornada. De hecho, parece que los aplausos a los sanitarios de las ocho de la tarde para muchas personas se antojan como el único punto de contacto con la realidad, con la sociedad, con la gente, aunque no la conozcas de manera íntima. No dejan de llegarme historias de amigos que dicen que en los aplausos charlan con sus vecinos. Se han convertido, además del signo de agradecimiento necesario hacia las personas que están aportando activamente en esta crisis sanitaria, en una especie de acto de fe y de lugar de encuentro.

Luego ya vienen las discusiones, los posicionamientos políticos, el reparto indiscriminado de responsabilidades sanitarias, las filias y las fobias personales, los comentarios manolos y reenvío de bulos que no superan el filtro de una inteligencia mediana en infinidad de grupos de whatsapp. Pero al aplauso se sale al balcón o ventana porque de alguna manera nos vertebra y nos da sensación de pertenencia, aunque hayas votado a VOX.

En 1971 abría en Houston, Texas, financiado por los mecenas y coleccionistas De Menil, una capilla ecuménica de planta octogonal de cuyas paredes cuelgan dieciséis murales de Rothko, el más famoso pintor expresionista abstracto, que fueron encargados exclusivamente para este espacio y para este propósito. Dice la RAE, qué pena que no se pueda consultar el María Moliner online, que ecuménico significa “universal, que se extiende por todo el orbe”. Aplicado a la Capilla Menil/Rothko se refiere a que es un lugar de oración y meditación para todas las creencias religiosas y de reconocimiento de la lucha por los derechos humanos.

Cada día en los balcones nos volvemos ecuménicos con los profesionales sanitarios, y aparcamos por un segundo nuestras religiones (ideologías, políticas) para reconocer su esfuerzo. Aunque, siguiendo con la definición de la RAE, quizá lo verdaderamente ecuménico –universal– habría sido no dejar a la sanidad pública en el chasis mediante la gestión política de los últimos años. En El Taller Virtual hemos dejado ya, desde las primeras entregas, de pretender rellenar una agenda de eventos virtuales que se multiplican por las redes y que añaden a esta extraña circunstancia la sensación de no estar cumpliendo con lo que se espera de nosotros.  Imaginemos sentarnos en la Capilla y sumergirnos en las pinturas infinitas de Rothko en completo silencio. Y a ver a dónde llegamos.

21 de marzo / Relativizar

Empezamos a estar crispados. Tenemos el humor tan cambiante como el tiempo en esta extraña primavera. Me estoy acercando menos a las redes sociales, porque yo también estoy crispado, y me molesta todo, y veo que a todo el mundo le molesta alguna cosa, y en realidad tiendo a empatizar también, y a pensar que es normal que estén/estemos desquiciados, y que no contribuye a nada, ni ayuda, erigirse en censor ni en delator de runners desquiciadas. 

Uno de las curas de humildad –intelectual– más grandes a las que me he sometido en mi vida fue cuando, en un momento concreto del pasado, tuve que hacer una investigación basada en el vaciado de una cabecera histórica: El Carbayón, de Oviedo. Igual que estos días en nuestra casa tendemos a erigirnos, con nuestras neuras, en el centro y única vara de medir de los problemas, como sociedad tendemos a armar el constructo de que esto que nos está pasando es la catástrofe definitiva. Se me ocurren, a vuela pluma, situaciones mucho más terribles a poco que uno se pone a recordar, todas ellas obras de la mano humana, no de un virus altamente contagioso.

El Taller de CTXT, además de centro agitación cultural, está como no puede ser de otra manera, intrínsecamente ligado al ejercicio del periodismo, y desde que abrió ha recibido a los mejores –y más libres–   analistas para tratar de explicar los tiempos complejos que nos estaban tocando vivir. Es por ello que no podíamos dejar de lado el periodismo en esta ventana virtual que tenemos abierta. 

Leer prensa histórica es una cura de humildad y un ejercicio intelectual fascinante. No hemos inventado casi nada y del pasado podemos aprender mucho más que del presente, simplemente por la distancia. El Ministerio de Cultura tiene una Biblioteca Virtual de Prensa Histórica que puede ayudarnos a olvidar el extrañísimo momento presente y, quizá, un paseo por el tiempo nos ayude a pasar un día más de cuarentena. Aquí pueden acceder a ella

19 de marzo / La cuarentena retransmitida

El COVID-19 no se transmite a través de internet pero, en cambio, sus consecuencias sí las estamos haciendo públicas minuto a minuto. Quien más quien menos está haciendo ver a los demás que no está solo aunque esté aislado. Se montan videoconferencias multitudinarias, se hacen vermuts digitales, se graban haciendo ejercicio en el salón de su casa… De hecho, llama la atención que gran parte del contenido de los noticieros audiovisuales está basado en vídeos de las redes sociales: justicieros que llaman la atención a las personas que se están saltando injustificadamente la cuarentena, actividades comunitarias en los patios de manzanas, aplausos a la sanidad, etc.

Antes de la crisis, antes del confinamiento, antes de vivir algo que no nos había tocado vivir todavía, ya se apreciaba de qué manera estábamos comprometiendo nuestra intimidad hasta convertirla en extimidad, construyendo con ese exhibicionismo un discurso acerca de nosotros mismos que, de alguna manera, nos dejaba retratados para la interacción digital pero que también afectaba de lleno a nuestra personalidad, digamos, analógica, como una capa más.

El virus se ha propagado por contacto social, y quizá sea un buen momento, ahora que tenemos tiempo para reflexionar un poco sobre la intimidad y su mercadeo en el que estábamos inmersos quizá sin darnos cuenta.

La web de la Fundación Juan March tiene abiertos los contenidos de sus actividades desde su origen en diferentes formatos. Me parece un buen momento para dedicar un momento a reflexionar sobre los conceptos de intimidad y extimidad, de la mano de Amparo Lasén y José Luis Pardo en una conferencia del pasado mes de enero.

17 de marzo / El gran tour

Conocí el Museo del Prado mucho antes de que se convirtiese en un supermercado lleno de gente, antes del turismo devastador, mucho antes de la era de los pisos turísticos. Esos mismos que hoy se están ofertando en el mercado del alquiler habitacional –qué paradoja– masivamente. Esos mismos que se van a quedar vacíos hasta no se sabe cuándo.

La primera vez que visité el Museo del Prado no vine a Madrid. Era 1990 y se organizó la primera de las muchas exposiciones mediáticas que este museo organizaría. El comisario fue Alfonso E. Pérez Sánchez y estaba dedicada a “Velázquez y su tiempo”. Todos los niños, en grupo, replicamos un cuadro y después los profesores los dispusieron en los pasillos del colegio replicando el montaje de la exposición. Mucho antes de ir al Prado ya había ido, gracias a esta actividad.

Tiempo después, leyendo The portrait of a lady, de Henry James, adiviné lo que era enfrentarse al arte en museos, galerías y ruinas de una manera íntima, casi procaz, con las obras de arte. En aquella época del gran tour en la que todo, todo estaba casi virgen.

Siempre he pensado que para el que no sepa nada de historia del arte, la colección, absurda y a la vez didáctica del Museo Thyssen es la mejor para hacerse cargo de lo que supone el devenir de la evolución de las estéticas. Hoy podemos visitarlo, gracias a esta aplicación virtual, en completa soledad. Percibiendo tanto el discurso museístico como la grandeza de cada pieza. Es un milagro de la realidad virtual para la historia del arte. Una especie de gran tour para la cuarentena.

16 de marzo / niños en casa

Desde ayer, Aída Acero, empezó a subir a la plataforma de podcasts IVOOX la colección de cuentos para niños que fue grabando y emitiendo a través de la extinta radio municipal de Madrid M21, de la corporación de Manuela Carmena, y que el nuevo equipo de gobierno borró de la web. 

Se trata de otro bonito gesto para paliar el confinamiento y, de paso, evitar la desmemoria de cuatro años bonitos para Madrid, hoy foco principal de la epidemia en el estado. Esta iniciativa de Aída ha hecho que descubra que en esta plataforma de podcasts existe, a disposición de los padres, cientos y cientos de minutos de cuentos grabados, algunos de colecciones antiguas digitalizadas, quizá de cuando los propios madres y padres eran pequeños.  

A todos nos llegan noticias de que los familiares y amigos que tienen a los niños en casa, y que están empezando a no entender nada. En un momento social en el que lo más fácil es hipnotizar a los niños con productos audiovisuales, quizá esta sea una oportunidad para estimular su capacidad de escucha y sobre todo de imaginación y de que, en definitiva, lleguen a fascinarse por el origen mismo de la literatura: el de la transmisión oral.

15 de marzo / sin contenido, solo mirar

Nos están advirtiendo sobre el coste psicológico del confinamiento domiciliario, de lo difícil que es estar en permanente diálogo interior con uno mismo si se está solo, o compartiendo espacio veinticuatro horas con familia, compañeros de piso, etc.  Y aunque esta pequeña sección va a seguir añadiendo contenido, esperemos que sosegado, al bombardeo de cifras, casos, reacciones políticas, y toda esa mezquindad y solidaridad que está aflorando, creo que es un buen momento, antes de que la cuarentena desdibuje los días, para pensar en un recurso que desde nuestras casas nos calme y nos haga relativizar esa continua demanda de contenido en la que hemos convertido nuestra vida por culpa de internet. 

SEO Birdlife, es decir, la Sociedad Española de Ornitología, es una organización no gubernamental cuyo fin fundacional es la conservación y estudio de las aves y sus hábitats. En su página web, tienen una sección de que conecta con cámaras emitiendo en directo. Es muy relajante observar cómo las aves, siendo capaces de volar, pasan minutos y minutos tranquilas, sin hacer apenas nada, simplemente estando. Antes de que el agobio o incluso la ansiedad sea demasiada, observar la quietud de las aves puede ser terapeútico.

14 de marzo / para escuchar

Queremos ofreceros una joya que se abrió sin coste al público, durante 30 días, y que merece la pena visitar aunque no seas una gran melómana. En 2008 la orquesta más simbólica del mundo –también desde un punto de vista político–, la Filarmónica de Berlín, abría una sede digital de pago por la que cualquier persona con una conexión a internet pueda disfrutar en directo de sus conciertos vespertinos en Berlín. Era una iniciativa pionera que muchas otras instituciones musicales han ido imitando con el tiempo, pero allá por 2008 era una auténtica revolución. 

La sede de la orquesta, el icónico edificio de Hans Scharoun que está en un lateral del Tiergarten, muy cerca de la Postdamer Platz y del monumento al Holocausto, se convirtió en un cyborg de la acústica al equipar su sala sinfónica con un ejército de cámaras y micrófonos para la realización en directo de los conciertos.  El logro más significativo de este equipamiento es que es tan prolijo que las realizaciones son capaces de captar a cada profesor de la orquesta con la máxima definición y detalle. Además, para los ortodoxos del concierto en directo, no afectaba para nada al disfrute del público en directo dado que eran todo cámaras robotizadas en integradas en la arquitectura. A lo largo de estos doce años han reunido un archivo de conciertos con las primeras figuras de la música internacional impresionante, y que durante treinta días va a permanecer en abierto, por lo que, cómo son las cosas, vamos a poder viajar al centro de la música sin salir de nuestro salón. Porque nos quedamos en casa.

13 de marzo / Feliz cuarentena

El Taller de CTXT, también conocido como la Cueva del Contexto, abrió las puertas el 4 de octubre de 2019 con una presentación/concierto de la novela Lucero, de nuestro reportero/trovador/gitanillo Aníbal Malvar, sobre Federico García Lorca. El pasado 7 de marzo a las seis de la tarde acababa el curso de escritura creativa de Lluis Mosquera. Al apagar la luz teníamos la vista puesta en la siguiente semana, en la que programamos una función de microteatro, un concierto solidario y unos diálogos feministas organizados desde la Unión Europea. El lunes por la tarde las autoridades sanitarias comenzaron a dar pasos que ya apuntaban hacia el estado de alarma que se oficializaría el 14 de marzo en todo el país. Esa misma noche decidimos que por responsabilidad social y comunitaria tendríamos que cerrar temporalmente.

Durante estos meses, en el Taller de CTXT nos hemos reído, nos hemos emocionado, hemos aprendido, hemos discrepado, hemos celebrado el quinto aniversario de nuestra revista en una fiesta infinita y hemos bailado rumbas y música electrónica. Por eso no nos conformamos con un Taller cerrado por emergencia sanitaria, y queremos que su espíritu ecléctico, agitador, visitado por gente inteligente y entregada al Morenting siga viva. Así que os proponemos disfrutar, sí, disfrutar, desde casa, de esta cuarentena comprometida con frenar la curva del COVID-19, con pequeñas píldoras de cultura y pensamiento, recordando nuestra intensa trayectoria de cinco meses, ofreciendo recomendaciones y aperitivos de lo que hemos tenido que aplazar o, simplemente, breves textos que nos distraigan un rato de la cuarentena.

16 de mayo / Abrazos y multitudes

 En la ría de Avilés está el Centro Niemeyer, un complejo cultural que rompe por completo con el paisaje de la ciudad burguesa del XIX y con el escenario industrial y desolador del entorno de la ría, y dibuja con maestría y hormigón blanco un espacio...

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Autor >

Carlos García de la Vega

Carlos García de la Vega (Málaga, 1977) es gestor cultural y musicólogo. Desde siempre se ha dedicado a hacer posible que la música suceda y a repensar la forma de contar su historia. En CTXT también le interesan los temas LGTBI+ y de la gestión cultural de lo común.

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1 comentario(s)

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  1. Carmen

    ¡Gracias! 

    Hace 4 años

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